Durante los tres días que duró la Feria Medieval, Santiago y sus gentes, vivieron la ilusión de viajar al Medievo. Si durante las dos ediciones anteriores se concentraron todos los puestos en la Plaza de la Quinta, este año se desarrollo bajo otro formato, discurriendo por varias calles del casco histórico(Casas Reales, Plaza de Cervantes, Preguntoiro, las Huerfanas, Plaza del Toural, y la Rúa Nova) que concentraron la atención de los santiagueses y de los visitantes a la ciudad.
Un centenar de puestos que nos ofrecían desde chocolates, quesos, tartas dulces árabes, especies o esencias, que no solo nos deleitaban la vista sino también nuestro olfato, ya que las calles olían a todos ellos. Eso sin hablar de la oportunidad de mientras la recorríamos hacer una parada para saborear una tapa o comer un churrasco o unos crepes u otras delicias.
Yo personalmente la disfruté el domingo y la imagen era la de unas calles abarrotadas de gente en un ambiente de paseo distendido y familiar.
Por los comentarios que he oído, ha sido todo un éxito y un buen recuerdo, esperando la edición del año próximo.
Un centenar de puestos que nos ofrecían desde chocolates, quesos, tartas dulces árabes, especies o esencias, que no solo nos deleitaban la vista sino también nuestro olfato, ya que las calles olían a todos ellos. Eso sin hablar de la oportunidad de mientras la recorríamos hacer una parada para saborear una tapa o comer un churrasco o unos crepes u otras delicias.
Yo personalmente la disfruté el domingo y la imagen era la de unas calles abarrotadas de gente en un ambiente de paseo distendido y familiar.
Por los comentarios que he oído, ha sido todo un éxito y un buen recuerdo, esperando la edición del año próximo.
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